T2:E05 El Chalequero :: Francisco Guerrero

Francisco Guerrero Pérez, conocido como El Chalequero, es recordado como uno de los primeros asesinos en serie de México, activo en la segunda mitad del siglo XIX. Nacido en 1840, Guerrero operaba en la Ciudad de México, donde acechaba principalmente a prostitutas y mujeres de clase baja. Entre 1880 y 1888, se le atribuyen al menos 20 asesinatos, lo que le valió su apodo debido a la prenda que solía vestir, un chaleco.

¡Advertencia! Este episodio contiene descripciones gráficas y temas extremadamente sensibles. Acompáñame en esta inquietante exploración hacia los abismos más profundos de la mente. 

Escúcha el episodio ahora!

Guerrero era conocido por su violencia extrema hacia las mujeres, a quienes atacaba brutalmente, dejando sus cuerpos en el Río Consulado. Su modus operandi reflejaba un profundo odio hacia las mujeres, posiblemente derivado de su propia historia de abuso y pobreza. A pesar de su captura en 1888, fue liberado en 1904 gracias a una reducción de su condena. Sin embargo, volvió a asesinar en 1908, lo que llevó a su segundo arresto y reclusión en la Prisión de Lecumberri, donde murió en 1910.

Infancia y Vida Temprana 

Francisco Guerrero Pérez nació en 1840 en un entorno de pobreza en la Ciudad de México. Criado en una familia de bajos recursos, experimentó una infancia llena de privaciones y dificultades. Desde temprana edad, estuvo rodeado de violencia y abuso, factores que marcaron profundamente su carácter y conducta futura. Su padre, un hombre ausente, dejó a su madre a cargo de la familia, lo que resultó en una vida llena de inestabilidad y carencias afectivas.

El maltrato y la negligencia que sufrió durante su niñez podrían haber influido en su odio hacia las mujeres, que más tarde se vería reflejado en sus crímenes. Al crecer, Guerrero empezó a mostrar signos de comportamiento antisocial y violento, con una actitud hostil hacia las figuras de autoridad y hacia las mujeres, a quienes consideraba inferiores. Su vida en los barrios marginales de la ciudad lo expuso a un ambiente de delincuencia y abuso, donde aprendió a manipulary a sobrevivir en condiciones difíciles.

La falta de oportunidades educativas y económicas empujó a Francisco hacia la marginalidad. Al no tener acceso a empleos estables, comenzó a frecuentar los barrios bajos de la ciudad, donde eventualmente se convirtió en El Chalequero, uno de los asesinos más temidos de México. Esta vida temprana llena de violencia y abandono sentó las bases para los horrendos crímenes que marcarían su vida adulta.

El Chalequero y Jack el Destripador

Aunque Francisco Guerrero Pérez, conocido como El Chalequero, y Jack el Destripador operaron en contextos muy diferentes, se pueden observar varias similitudes inquietantes en sus crímenes. Ambos asesinos atacaban principalmente a prostitutas, mujeres marginadas y vulnerables de la sociedad, lo que les permitía actuar sin atraer la atención de las autoridades de inmediato. Guerrero en Ciudad de México y Jack en Londres se aprovecharon de la falta de interés social y policial por la desaparición y asesinato de mujeres de baja clase social, permitiendo que sus asesinatos se extendieran durante varios años.

El modus operandi de ambos criminales también comparte características. Tanto El Chalequero como Jack el Destripador eran extremadamente violentos en sus ataques, usando técnicas de estrangulación y degollamiento. Además, los cuerpos de las víctimas de Jack el Destripador mostraban señales de mutilación, un rasgo que también se observó en algunas de las víctimas de Guerrero. La brutalidad y el odio hacia las mujeres reflejado en los crímenes de ambos sugieren una motivación misógina que impulsaba sus actos.

Finalmente, ambos asesinos operaban en grandes centros urbanos y se movían entre la marginalidad de la ciudad y los barrios bajos, lo que les permitió pasar desapercibidos durante un tiempo considerable. Aunque Guerrero fue finalmente capturado y juzgado, Jack el Destripador nunca fue identificado, lo que añade una capa de misterio que sigue fascinando a criminólogos y la sociedad en general. Las similitudes entre ambos han llevado a comparaciones históricas que los sitúan como dos de los asesinos más infames de finales del siglo XIX.

Primeros Crímenes

Los primeros crímenes de Francisco Guerrero Pérez, El Chalequero, comenzaron en la década de 1880, cuando dirigió su violencia hacia mujeres de la Ciudad de México, principalmente prostitutas y mujeres de clases bajas. Utilizaba su apariencia de hombre común para ganarse la confianza de sus víctimas, muchas de las cuales eran mujeres marginadas que no levantaban sospechas al desaparecer. El modus operandi de Guerrero era brutal: después de atraer a las mujeres a lugares apartados, las estrangulaba o degollaba y, en algunos casos, arrojaba sus cuerpos al Río Consulado.

A pesar de la crueldad de sus crímenes, Guerrero pudo operar durante varios años sin ser atrapado, en parte debido a la falta de una investigación policial sofisticada y el poco valor que la sociedad de la época otorgaba a las vidas de las mujeres en situación de pobreza. Las autoridades tardaron en notar el patrón de desapariciones y asesinatos, lo que permitió que Guerrero continuara su racha de terror.

Su capacidad para ocultarse a plena vista, aprovechándose de las vulnerabilidades de sus víctimas, lo convirtió en una figura temida en los barrios bajos de la ciudad. Estos primeros asesinatos sentaron las bases para su posterior infamia como uno de los primeros asesinos en serie de México, y desvelaron el profundo desprecio que tenía hacia las mujeres.

Modus Operandi

Francisco Guerrero Pérez, conocido como El Chalequero, tenía un modus operandi claramente definido que lo convirtió en uno de los asesinos en serie más temidos de su época. Guerrero elegía principalmente a prostitutas y mujeres de clase baja, aprovechándose de su vulnerabilidad y posición marginal en la sociedad. Las convencía para que lo acompañaran a lugares aislados, generalmente cerca del Río Consulado, donde las atacaba.

El método de ataque de Guerrero era extremadamente violento. A menudo estrangulaba o degollaba a sus víctimas, y en algunos casos las arrojaba al río para deshacerse de los cuerpos. Las autoridades que investigaron sus crímenes notaron signos de odio extremo hacia las mujeres, reflejado en la brutalidad con la que las asesinaba. Además, se sabe que no robaba a sus víctimas, lo que sugiere que sus crímenes estaban motivados por un profundo desprecio más que por razones económicas.

El apodo de “El Chalequero” se debe a la prenda que usaba frecuentemente, un chaleco, que era parte de su vestimenta habitual. Este detalle se convirtió en una pista clave que, junto con los testimonios de algunas sobrevivientes y testigos, ayudó a las autoridades a vincularlo con los asesinatos. Su capacidad para pasar desapercibido y su comportamiento aparentemente normal en la vida cotidiana contribuyeron a su éxito en eludir a la justicia por varios años.

El Perfil Psicológico

El perfil psicológico de Francisco Guerrero Pérez, “El Chalequero”, revela una profunda misoginia y un intenso odio hacia las mujeres, que fue la motivación central de sus crímenes. Su infancia marcada por la pobreza y el abuso familiar pudo haber contribuido a su actitud violenta y antisocial. Los expertos en criminología que han estudiado su caso han destacado que Guerrero tenía características de un psicópata, mostrando una absoluta falta de empatía por sus víctimas y una capacidad para justificar su brutalidad.

Guerrero seleccionaba a sus víctimas, principalmente prostitutas y mujeres vulnerables, debido a su percepción de ellas como desechables, reflejando su odio por las mujeres en general. Sus crímenes, caracterizados por el uso de violencia extrema, indican una necesidad de ejercer control y poder sobre sus víctimas, lo cual es típico en el comportamiento de asesinos en serie.

Otro aspecto destacado de su perfil es su habilidad para pasar desapercibido. Aunque cometía crímenes atroces, en su vida cotidiana lograba mantener una fachada de hombre común, lo que le permitió evitar la captura durante varios años. Esta dualidad en su comportamiento, siendo al mismo tiempo un ciudadano corriente y un asesino brutal, es una característica que comparte con otros asesinos en serie, quienes frecuentemente muestran una vida “normal” en la superficie mientras llevan una doble vida criminal.

Su desprecio por la vida humana y su necesidad de infligir sufrimiento reflejan un trastorno profundo que lo empujaba a cometer asesinatos con una crueldad extrema, revelando su incapacidad para relacionarse de manera sana con la sociedad.

Arrestros y Juicio

Francisco Guerrero Pérez, El Chalequero, fue arrestado por primera vez en 1888 tras ser vinculado a una serie de asesinatos en la Ciudad de México, en los que atacaba y mataba a prostitutas. Durante su primera detención, las autoridades lograron reunir pruebas suficientes para condenarlo a pena de muerte, lo que parecía poner fin a su sangrienta trayectoria. Sin embargo, su sentencia fue reducida a 20 años de prisión gracias a la intervención del entonces presidente Porfirio Díaz.

Después de cumplir parte de su condena, Guerrero fue liberado en 1904, lo que permitió que volviera a las calles. Cuatro años más tarde, en 1908, cometió otro asesinato, esta vez el de una mujer de la tercera edad, cuyo cuerpo fue encontrado en circunstancias similares a sus crímenes anteriores. Un pastor fue testigo de este crimen y alertó a las autoridades, lo que llevó a su segunda detención.

A pesar de la gravedad de este nuevo delito, Guerrero no alcanzó a recibir una nueva sentencia formal. Fue recluido nuevamente en la Prisión de Lecumberri, pero murió en 1910 antes de ser ejecutado o de completar el proceso judicial por este último crimen. Su segundo arresto confirmó que, a pesar de los años, su violencia y brutalidad no habían disminuido, lo que dejó un oscuro legado en la historia criminal de México.

Ejecución y Muerte

A pesar de haber sido condenado a muerte en dos ocasiones, Francisco Guerrero Pérez, conocido como El Chalequero, nunca llegó a ser ejecutado. Su primera condena fue en 1888, pero el entonces presidente Porfirio Díaz le redujo la sentencia a 20 años de prisión, lo que le permitió ser liberado en 1904. Tras su liberación, Guerrero volvió a asesinar en 1908, esta vez a una mujer de la tercera edad. Este crimen fue presenciado por varios testigos, lo que llevó a su arresto.

Guerrero fue encarcelado en la Prisión de Lecumberri, donde pasó sus últimos años. A pesar de estar a la espera de una nueva sentencia por este último asesinato, Guerrero murió en 1910 a los 70 años. Se cree que su fallecimiento se debió a una hemiplejía derivada de una congestión cerebral, aunque otras versiones mencionan que murió de tuberculosis en el Hospital Juárez, tras haber sido trasladado desde su celda en Lecumberri. Nunca recibió oficialmente la pena de muerte que se le había dictado en su segunda detención​

Francisco Guerrero Pérez, conocido como El Chalequero, dejó una marca profunda en la historia criminal de Méxicocomo uno de los primeros asesinos en serie documentados. Su brutalidad y su odio hacia las mujeres, especialmente hacia las prostitutas, reflejaron una mentalidad misógina que lo llevó a cometer al menos 20 asesinatos. A pesar de ser arrestado dos veces y condenado a muerte, murió en prisión en 1910 sin llegar a ser ejecutado. Su caso subraya las deficiencias del sistema judicial de la época y ha sido objeto de comparaciones con Jack el Destripador, lo que refuerza su notoriedad en la historia criminológica.